8 de mayo de 2012

Capítulo 46: Siempre me sentirás a tu lado.


Narra Evelyn:

La noche ya se había apoderado de aquel día por completo… el miedo rondaba en aquel ambiente, pero intentábamos olvidarlo de todas formas. Hablábamos y conversábamos sobre cualquier cosa. No queríamos ni imaginarnos lo que podría llegar a pasar si otra vez comenzábamos a sentir ruidos en la casa, o si aquellas personas ingresaran para finalmente vengarse. Y nos mirábamos todo el tiempo a los ojos, manteníamos ese contacto visual, nos sosteníamos la mirada para no perdernos pensando en otras cosas. De vez en cuando reíamos recordando algo… pero de pronto volvíamos a sentir ese clima tan… tenso. Hasta que me dormí en los brazos de Nicholas que me rodeaban con fuerza, con amor. Estuve así durante una hora o más, con los ojos cerrados, con la mente un poco más “tranquila.” Hasta que de repente algo interrumpió mi sueño, y la poca serenidad que teníamos… un gran ruido se sintió en la casa. Provenía de abajo, y podíamos percibir perfectamente que habían abierto la puerta principal a las fuerzas, violentamente.

-Nick… ¿Qué fue eso? – Pregunte atónita.

-No lo sé. – Respondió acercándose a la puerta de la habitación, intentando oír un poco más. – Creo que están aquí adentro. – Dijo girando, justo para observarme directamente a los ojos. Por un instante me quede
paralizada ante esas palabras.

-No… - Musite. – No puede ser, nos tienen de nuevo. – Exprese comenzando a aterrorizarme poco a poco. Nicholas giro lentamente otra vez hacia a mí, y noté que la expresión en su rostro había cambiado completamente. Estaba mucho más serio y mortificado. Estuvo a punto de hablar, pero inmediatamente yo lo interrumpí. Sabía exactamente lo que iba a decirme, y estaba más que segura que oír esas palabras no me serviría de nada. – No me pidas que me tranquilice, porque sabes que no podré hacerlo. Nick, estoy aterrorizada y no podré calmarme hasta que no salgamos de aquí. – Me sincere por completo, haciendo que Nicholas tuviera el perfecto impulso de abrazarme con todas tus fuerzas, y besar con dulzura y protección mi frente.

-Tú no estás aquí, no perteneces a esto. -  Expreso complicado, y realmente me confundió.

-¿Qué estás diciendo? – Cuestione sin poder comprenderlo.

¬- Que buscaran por toda la casa, y cuando nos encuentren, solo me hallaran a mí. Quiero decir que tú te esconderás, y haré de cuenta que estoy solo. – Indico. – Mientras yo los entretengo, tú huye. Sal de la casa e intenta escaparte de aquí. Sé que podrás hacerlo. – Acoto a su plan.

-Mi amor, no puedo dejarte solo. – Me negué.

- No vas a dejarme solo, es más, tal vez encuentras ayuda. – Me alentó a que lo hiciera. Aún continuaba mirándolo fijamente a los ojos, pues estos habían tomado un brillo especial… y eso me hacía darme cuenta que tan real era nuestro amor.

-¿Estás seguro Nick? – Insistí otra vez en no hacerlo.

- Hazme el favor linda. Si me amas de verdad, intenta escapar. – Pronuncio y esta vez me puso entre la espada y la pared. No tenía otra salida más que hacer lo que me estaba pidiendo. Porque eso era lo que él quería. Y antes de responder junte nuestros labios, uniéndolos en un dulce y apasionado beso…

-Te amo. – Susurre casi entre lágrimas. – Y cuídate mucho, yo regresaré con ayuda, te lo juro. – Prometí verdadera. Y acto seguido el me sonrió esperanzador.

- Te amo. – Vocalizo en un tono un poco más bajo, pues ya comenzaba a acercarse a la puerta para entregarse directamente a las manos de aquellos seres tan… malditos, desgraciados, miserables, calcos del mismísimo diablo. Y en un instante, ya no estabas en la misma habitación. Mi chico ya estaba del otro lado, y no tenía idea de lo que podía llegar a suceder. Claro que mi corazón comenzó a latir a mil por segundo, además que sentía que estaba casi en mi garganta, todo era una asquerosa mezcla de emociones juntas.  Además de que tenía que ingeniármelas para escapar,  y como si todo lo que estaba ocurriendo fuera poco, recordé que me hallaba en el segundo piso de la casa, y que no sería fácil salir de ahí. Mire por la ventana que había en el cuarto, y el patio trasero estaba completamente oscuro. Pero igualmente la abrí, porque después de todo esa era mi única salida. Pude observar que podía caminar con sumo cuidado por alrededor de la pared, ya que había una franja que la rodeaba, de un tamaño no tan considerable… pero al menos lograría apoyar mis pies. Y sin pensarlo, lo hice de una vez por todas. Si seguí reproduciéndolo en mi mente, terminaría sin querer hacerlo. Porque cuando uno se pone a pensar mucho en algo, supone consecuencias o situaciones que causan miedo o temor, y por eso a veces preferimos quedarnos donde estamos, y no avanzar, por miedo a fallar. Así que me propuse hacerlo, más que todo por el amor que le tenía a Nick. Él ya estaba entregado, y yo no podía fallarle. Una vez que logre caminar por ahí, aunque mis piernas estaban casi temblando, baje a una tapia que estaba a pocos metros de donde me encontraba, y de ahí finalmente llegue a pisar el suelo firme, territorio que no pertenecía a la casa, y me sentí de alguna manera, mucho más aliviada.

-Bien Evi, ahora tienes que correr con precaución. – Pensé para mí misma. Y así lo hice. No tengo idea de cuanta distancia recorrí… pensé que estaba a salvo hasta que percibí que sucedía algo extraño. Y apenas gire para observar, me capturaron. Otra vez mi miedo aumento, y esta vez me enoje conmigo misma, pues le había fallado a mi chico. Ahora sí que no tendríamos forma para librarnos de todo eso.

Narra Nick:

Antes de entregarme, me pregunte a mí mismo si lo que estaba a punto de hacer significaba darme por vencido finalmente, mostrando mi debilidad, y perder aquellas fuerzas con las que siempre luche… Pero, ¿Saben qué? Me di cuenta de que no, que no me estaba rindiendo y entregándome porque perdí la valentía o el coraje para seguir luchando, tal vez para ellos sí, me di por vencido, pero para ella no. Todo eso lo hacía simplemente por ella. Tenía mucho más valor para mí concederle tranquilidad, la libertad de poder escapar de aquel infierno, y sin dudarlo ella realmente era merecedora de eso. Era lo mínimo que podía hacer en ese momento.  Sentía que ya no podía protegerla si seguía a mi lado… En cambio si permitía que se fuera y escapara, eso sería todo un alivio para mí. Es por eso que cuando ellos me tuvieron en sus manos, no me preocupe demasiado, pues ella estaba bien. Me sujetaban con fuerzas para que yo no huyera, algo que ni si quiera intentaba, y comenzaron a hablarme… se burlaban, hablaban con un vocabulario donde predominaba el sarcasmo y la ironía. Querían establecer el miedo, querían aterrorizarme y verme sufrir, pero yo casi que ni podía escucharlos, pues estaba perdido en mi mente, volando en mis pensamientos, tal vez ellos podían causarme un dolor físico, pero no podrían lastimar mi punto más débil… mi alma, donde están las personas que más quiero, donde esta esa mujer tan especial, la mujer que más amo. Pero toda esa sensación de serenidad, y aquellos pensamientos alentadores se acabaron cuando percibí que se abrió la puerta principal de la casa.

-Tenemos a la chica. – Menciono uno de ellos en voz alta. Solo se hallaban tres de los hermanos
Richardson, Carl el más joven (seguramente lo recuerdan), luego Jack, el hermano del medio, y por ultimo Vincent el más grande. A partir de lo que yo sabía, creo que faltaban las dos hermanas. Pero además también estaban acompañados por dos hombres corpulentos, dos matones. Al oír las palabras, me quede atónito. Y me exalte aún más cuando vi que la entraron adentro, estaba bien, pero se mostraba completamente asustada.

-¡No! ¡Suéltenla! ¡Déjenla ir! Esto es entre nosotros, ella no tiene nada que ver y lo saben. – Pronuncie firme, intentando que ellos la dejaran en paz.

-Nicholas, me sorprende que aun continúes siendo tan inocente. – Dijo Carl. - ¿No te das cuenta que este es el fin? Y me refiero a los dos, es el fin de ambos. – Acotó sínico. Y en ese mismo instante Evelyn y yo lo observamos de reojos. Esto no podía estar sucediendo... – Bien, siéntenlos y atenlos allí. - Ordeno señalando dos sillas, que estaba ubicadas una al lado de la otra. Nos posamos ahí, y ataron fuertemente mis manos con una cuerda, detrás de la silla. Con mi chica hicieron exactamente lo mismo. Al menos no estábamos separados.

-Tú estarás bien. – Susurre a su oído y ella me observo con los ojos cristalizados.

-Perdón por decepcionarte. – Dijo sofocada por su intento fallido de buscar ayuda.

-Linda, tú jamás me has fallado. – Respondí aliviando aquella emoción de culpa. Y ella sonrió levemente, y no pudo contestar nada más porque en aquel momento se acercaron los tres hermanos.

-Nicholas… Nick…. Deberías ir despidiéndote de tu bonita novia. – Expreso con insolencia el idiota de Carl nuevamente, mientras comenzaba a rondar acariciando el cabello de Evi, luego tocaba su cuello, y le hablaba al oído. Mientras que yo no podía hacer más nada que tragarme la bronca, pues estaba inmóvil.

-¡Basta! – Grite enojado. – Díganme lo que harán de una vez por todas. – Pedí casi desesperado.

-Claro que sí, tienes razón por primera vez. Igualmente tardarás mucho y sufrirás más de lo que crees. – Advirtió con perversidad. - ¡Traigan las cosas por favor! – Grito dando un mandato a las personas que se encontraban a su alrededor. Al instante vi como uno de ellos se acercaba con una pequeña bandeja, y cuando pude verla note que sobre la misma se haya una jeringa. ¿Qué demonios querían hacerme?

-¿Qué es eso? – Pregunté pasmado.

-¿De verdad quieres saberlo? – Cuestiono confundido.

-Dímelo. – Respondí breve.

-Bueno esto es – Comenzó a hablar mostrándome aquella cosa inyectable. – Es un líquido con alto contenido de azúcar… glucosa. No voy a explicar más, tú eres consciente de lo que sucederá cuando inyecte esto. – Termino sus palabras… y trague saliva, esta vez sí temía. Gire un poco para observarla a ella, y contemple que las lágrimas estaban cayendo con velocidad por sus mejillas, me miro a mí, y luego lo miro fijamente a Carl.

-No hagas eso, te lo ruego. – Exclamo empapada en lágrimas. – ¡No lo hagas!  – Acotó con un grito desgarrador, que la dejo sin aire… y luego no pudo decir más nada porque no resistió a sus sollozos.

-Sigue llorando porque nada va a detenernos esta vez. – Respondió casi entre carcajadas de ironía.

-Bonita, no llores… pase lo que pase siempre estaré contigo, siempre me sentirás a tu lado. – Susurre a su oído, haciéndome la idea de que serían mis últimas horas o minutos de vida.

[Hola! Nunca sé como empezar(?) Bueno, lo mejor es pedirle disculpas (les debo más de una) por tardar tanto en subir capítulo y hacerlas esperar. Realmente no sé porque no escribía, pero a veces me pasa que ni yo misma puedo entender mis sentimientos, mi estado de animo, entonces por más que intente escribir algo, no me sale nada "bueno". Así que mis disculpas, y acá les dejo el capítulo y las dejo con la intriga también otra vez, jajaja. Las adoro ♥] 

5 comentarios:

  1. ayy me la re imagine a evii gritando nonono pobree nicholas
    @itsmelisav

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  2. Nooooo. A Nicholas no le puede pasar algo, me muero. :'c
    @canteverbebreak

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  3. No, porque??? :|||||
    Sigue

    @JoBrsMuchBetter

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  4. No me jodas Evelyn, diosssss, como odio a esos tipos... pobre Nick.. nononono, casi lloro :s
    siguela cuñis, loveyou

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  5. me esta matando el suspensoooo!!!

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