24 de abril de 2012

Capítulo 45: Nos tenemos el uno al otro.


Narra Evelyn:

Desperté por los rayos del sol que se plasmaban en mi rostro interrumpiendo mi sueño sin problemas. Todavía seguíamos al aire libre, y hacia un día muy hermoso. Solamente que corría un aire fresco, que estremecía mi piel. Gire un poco para poder contemplar a Nicholas, y noté que aún continuaba durmiendo, respirando con calma, y con sus brazos que rodeaban agradablemente mi cuerpo.

-Nick, Nick… - Susurre con una voz dulce. Y observe que comenzó a abrir los ojos lentamente, y apenas cruzamos nuestras miradas, el sonrió con la misma ternura de siempre. –

-Mi amor… buenos días. – Fue lo primero que menciono y me proporciono un beso cálido.

-¿Qué tal si vamos a adentro? – Propuse.

-Claro, mejor entremos. – Acepto.

Y de inmediato nos pusimos de pie y regresamos otra vez al interior de la casa. Ese día fue muy lindo también, porque hicimos todo juntos… cocinamos, reímos, acomodamos las cosas, y salimos a recorrer un poco el lugar caminando.  Pero espantoso cuando el sol comenzó a desaparecer las cosas comenzaron a ponerse turbias. Nicholas justo había salido en el auto, necesitábamos comprar un poco más de comida para pasar algunos días más, así que él se encargó de hacerlo y fue en busca de algún negocio. Mientras yo me duchaba y me relajaba un poco. Todo fue tranquilo, me bañe, luego salí y me vestí. Seque mi pelo, y me peine como siempre lo hacía. Después baje abajo, con el deseo de tocar un gran piano que había en la sala de estar. Lo hice durante unos minutos, hasta que percibí que estaban golpeando la puerta. 

-Nick… ¿eres tú? – Pregunté. Pero nadie respondió. De repente comenzaron a golpear con más fuerzas, comenzando a causar un sonido aún más grave que el anterior. El cual comenzó a asustarme… demasiado. 

Era obvio que Nicholas no era. El jamás me jugaría ese tipo de bromas, y mucho menos cuando estamos escondiéndonos del peligro. Lo único que se me ocurrió en aquel momento fue correr por las escaleras, buscando alguna pieza para encerrarme, allí. Los golpes aumentaban cada vez más, y mientras subía hacía arriba la casa queda totalmente oscura. Las luces estaban apagadas. Y mi desesperación creció a pasos agigantados. Me encerré en una habitación que no tenía idea de cuál era porque estaba todo completamente oscuro y había dejado mi teléfono celular en el piso de abajo.  En un instante resbale, y sentí un corte en mi mano, percibí que algo de vidrio se había roto… eso me altero aún más porque comenzó a dolerme. Así que me senté en un rincón, acurrucada y temblando por completo. Estaba tan aterrorizada que las lágrimas caían a causa del temor. Mi respiración se aceleró, e intentaba tranquilizarme a mí misma, pero me sentía cada vez peor.

-¡Evi! ¿Hay alguien aquí? – De repente oí la voz de Nicholas que provenía del piso de abajo. Parecía imposible que él estuviese allí, realmente me sentí aliviada de alguna manera.

-¡Nick! – Exclame poniéndome de pie, y justo en ese instante la luz regreso, volviendo a encenderse todas 
las lámparas. –Nick… - suspire calmada, arrojándome suavemente a sus brazos.

-¿Estás bien? – Pregunto muy confundido. No comprendía lo que estaba ocurriendo. - ¿Qué fue lo que paso mi amor? – Cuestiono nuevamente.  Yo solo tome un poco de aire para poder explicarme lentamente lo que había ocurrido.

-Bien… estaba sola, comenzaron a golpear la puerta, cada vez más fuerte. Y luego se cortaron las luces. 
Yo corrí a esconderme arriba porque no sabía lo que podía ocurrirme, y me lastima la mano, no sé con qué.  

-Haber, déjame ver tu mano. – Pidió Nicholas. El observo lo que me había pasado, entonces me senté en un sofá, mientras el buscaba el botiquín de primeros auxilios. Luego comenzó a curarme delicadamente y con suavidad aquella herida. Y al mismo tiempo conversábamos.

-Espero que no sean ellos de nuevo. – Mencione asustada.

-No quiero asustarte, pero me temo que está sucediendo algo raro, creo que son ellos. – Dijo mientras comenzaba a vendar mi mano para finalizar con lo que estaba haciendo. – Iré a buscar mi celular que lo olvide en el auto  y llamaré a algunos de mis hermanos o a Alex. – Indico y se puso de pie dirigiéndose a la puerta principal. Yo no quería quedarme ni un minuto solo, es por eso que lo seguí. El salió hacia afuera de manera que quede detrás de él. Comenzó a acercarse al auto, hasta que noto algo extraño. –Evi, quédate ahí, no te acerques más. – Pidió con seguridad. Y yo me quede intacta. Luego hice unos pasos y sí, comprobé lo que suponía. El auto estaba completamente destrozado… las cuatro ruedas estaban pinchadas, y los vidrios íntegramente rotos. Creo que fue en ese momento cuando realmente se paralizo mi corazón. Nicholas estaba atónito ante semejante imagen. La única manera que teníamos para movernos de allí era ese automóvil. ¿Ahora que rayos haríamos? – Entremos adentro. – Ordeno Nick nervioso. Ingresamos nuevamente a la vivienda y me dijo que buscáramos mi teléfono celular. Pero… ¡sorpresa! Tampoco estaba por ningún lado. Nos dimos cuenta que en el momento cuando cortaron la luz, ahí fue cuando tomaron mi celular y se lo llevaron. Así que estábamos sin automóvil, sin teléfonos, y en el medio de la nada.

- Genial.- Pensé irónicamente. - ¿Y ahora qué hacemos? – Ahora sí, pregunte en voz alta.

-No lo sé… busca algunas cosas y nos refugiaremos en uno de los cuartos de arriba. No podemos estar así, la casa es demasiado grande. – Aconsejo. Y tenía razón. Tal vez podían estar escondidos  y nosotros no lo notábamos.

Narra Nick:

Realmente no podía asimilar estar pasando por toda esa situación nuevamente. Yo también tenía miedo, y mucho más por ella. Nos tenían a los dos y sabían muy bien, con exactitud, cual era mi punto débil. Era consciente de que yo mismo ya no podía defenderme, pero a ella si la defendería y la cuidaría hasta el final. Antes de que le suceda algo, prefiero entregarme. Mientras tanto entramos a una de las habitaciones, y cerramos la puerta con llave para que estuviéramos mucho más seguros.

-¿Nick, crees que este sea nuestro final? – Pregunto ella temerosa, con los ojos cristalizados. Su cuerpo temblaba sutilmente.

-No… - Dije tomando su mano delicadamente y acariciando su rostro con dulzura. – Nosotros jamás tendremos un final. El amor que sentimos el uno por el otro siempre se mantendrá vivo. – Pronuncie con sensibilidad. – Yo te prometo que hoy haré hasta lo imposible para que hoy no te suceda nada malo. – Acoté responsable de lo que estaba ocurriendo. Y ella asintió dando un sí.

-Hoy nos cuidaremos el uno al otro, como siempre lo hicimos. – Expreso frágil. Y acto seguido la envolvió entre mis brazos, abrazándola con fuerzas.

-Nos tendremos el uno al otro, como siempre linda. – Susurre dulcemente a su oído.

Y sí, era inevitable no sentirme culpable o responsable de todas estas situaciones. Y me hacía sentir aun peor saber que por mi culpa ella estaba involucrada en todo esto. Eso era lo que más me dolía. Que ella saliera lastimada o herida a causa de mis problemas. Haría lo que sea esta noche… era capaz de realizar cualquier cosa para que a ella no le hicieran daño, era lo único de lo que estaba completamente seguro.

[Hola chicas! Acá les dejo como siempre, otro capítulo. Son los momentos finales de la novela, lamentablemente. Y otra vez, gracias por todo, NUNCA voy a dejar de agradecerles, aunque siempre les diga lo mismo, NUNCA me voy a cansar. Sin ustedes creo que no tendría las ganas de subir un capítulo, de tener esta novela. Me inspiran. Son las mejores, las amo. ♥ ]

18 de abril de 2012

Capítulo 44: Ella es mi ángel, mi precioso ángel.

Narra Evelyn:

Nicholas continuaba apresurado y completamente eufórico por todo lo que estaba sucediendo. Espero que yo terminará con los mis maletas mientras él seguía discutiendo con su hermano. Joe intentaba detenerlo, pero luego se dio cuenta de que debía dejarnos ir. Si seguíamos en esa ciudad de alguna manera iban a encontrarnos. Cuando termine con mis cosas, mi novio tomo los bolsos y los guardo en el baúl de su automóvil. Cerré por completo mi casa, dejando todo bien asegurado. Y luego subí al coche. Joseph se fue en el suyo. Nick comenzó a manejar hacia su casa para buscar sus pertenencias. Bajamos ahí y espere a que el recogiera todo lo necesario. También trajo consigo unas llaves que correspondían a la casa de campo donde nos instalaríamos.

-Linda, perdóname de nuevo. Me estoy volviendo loco ¿no es así? – Pregunto mientras comenzábamos a transitar la ruta que nos transportaría al lugar que deseábamos llegar.

-Nick, basta de pedir perdón. ¿No quiero oír esa palabra más, está bien? – Reproche un poco molesta. – Estoy aquí y lo hago porque sé que es lo mejor. No tienes que disculparte por nada. – Acoté con sinceridad.

-Pero ¿te das cuenta de todo lo que te estoy haciendo vivir? – Cuestiono nuevamente insistente.

-Lo único que demuestras con todo esto es tu coraje y valentía, y que realmente me amas. Te arriesgaste por mí, y no te imaginas cuanto valoro eso.- Pronuncie haciendo que comenzara a valorar sus acciones aún más. Él sonrió con ternura. Y luego hablo.

-Te amo tanto. – Expreso breve, pero con todo el sentimiento sobre aquellas palabras. Y lo mire con una sonrisa boba en  mi rostro.

-Sabes que yo también te amo. – Dije correspondiendo sus palabras.

-Pero ¿seguro que estás bien? Noto que respiras un poco… acelerada. – Menciono con preocupación.

-Sí. – Respondí.  – En realidad, estoy aprendiendo a controlar esto. – Acoté.

-¿A controlar qué? ¿Estás enferma? – Pregunto un tanto desconcertado.

-No… no es eso. – Conteste. – Pero después de ese… secuestro, bueno, tuve algunos problemas conmigo misma. Ataques de pánico y esas cosas. Y por eso comencé un tratamiento donde me ayudan a controlar todas esas emociones.- Revelé algo angustiada. – Y cuando vivo situaciones tan estresantes empiezo a sentirme mal, se acelera mi respiración y eso. Pero no te preocupes porque casi aprendí a controlarlo por completo. – Agregué fingiendo seguridad. Algo que realmente no sentía. No podía manejar todas esas inquietudes juntas. Nicholas me escuchaba atento, pero creo que lo deje dislocado por un momento. Lo que hizo que se arrimara a una orilla se la ruta y detuviera el auto por unos minutos. Luego giro un poco para poder mirarme fijamente.

-No tienes que fingir conmigo. – Pronuncio tomando mi mano delicadamente. – No tengas miedo. Porque mientras yo este contigo haré hasta lo imposible para que no te ocurra nada malo. ¿Sí? – Exclamo verdadero, mirándome firmemente a los ojos.

- Lo sé. Confió en ti. – Emití ahora sí, con una seguridad real. – Contigo no le temo a nada. – Acoté con la mirada cristalizada. Nicholas sonrío agradable, y luego se aproximó aún más hacia a mí, besándome con pasión, con dulzura, y amor. Al despegarse un poco me acaricio el rostro con suavidad.

-¿Seguimos? – Preguntó.

-Claro que sí. – Conteste mientras me acomodaba un poco más en mi asiento. Creo que minutos después de que Nicholas regreso a poner otra vez en marcha el auto, me quede totalmente dormida.  Desperté como dos horas después, cuando estábamos a punto de llegar al lugar. Cuando llegamos a la vivienda, me quede atónita frente a aquella construcción. Era increíble. Era enorme. Rodeando a aquella casa había un gran jardín, que estaba un poco descuidado, pero igual se veía bonito. Y frente a nosotros, un largo camino que nos conducía hacia la entrada. Yo ingrese primera, mientras Nick traía todos los bolsos.

-¿Esta es la pequeña casita de campo de la cual me hablaste? – Cuestione un tanto graciosa.

-Bueno, creo que me equivoque cuando dije pequeña casita. – Respondió entra risas.

Apenas entré contemple una gran sala de estar, con sillones que parecían ser muy cómodos. Luego había un gran comedor, con una mesa larga y ocho sillas, y una puerta que trasladaba a una lujosa cocina. Más atrás había dos habitaciones y un baño.  Justo en el centro, había una escalera inmensa. La cual conectaba con otras cuatro habitaciones, y otra sala donde había un estante con muchos libros y cosas antiguas. Nunca había visitado un lugar así. Realmente quede encantada.

-Te propongo algo… - Dijo. Yo me acerque más para escucharlo atentamente. – Tú prepara algo de comer, mientras yo  preparo algo… una sorpresa. – Indico. De inmediato emití una sonrisa pícara.

-Emm… ¿sorpresa? – Exprese algo confusa.

-Sí, sorpresa. – Respondió sin decir más nada. – ¿Aceptas? – Indago con ansiedad.

-Claro que sí. – Acepte intrigada. Y al instante me dirigí hacia la cocina, mientras él iba en otra dirección. Nicholas siempre encuentra la manera de sorprenderme.

Narra Nick:

Me regí con calma a la parte trasera de la casa, el patio. También era muy grande, y bonito. Tenía plantas, y una enorme pileta justo en el centro.  Adoraba ese lugar. Y fui justamente ahí porque recordé aquella cosa divertida que mi papá solía prender cuando íbamos allí. Era una conexión de agua que hacía que esta misma brotara por debajo, causando el efecto de lluvia. Estuve como media hora intentando que funcionara, ya que hacía mucho tiempo que nadie la utilizaba.  Hasta que la prendí y funciono, fueron tan solo segundos, porque volví a apagarla. Quería que fuese una sorpresa. Es por eso, que cuando fui a buscarla para mostrarle lo bello que era aquel sitio, cubrí sus ojos con un pañuelo, para que no pudiese ver nada, y fuera aún más emocionante.

-¿Dónde me llevas? – Emprendió a cuestionarme con ansiedad.

-Tranquila linda, te va a encantar, lo sé. – Dije con seguridad. La lleve hasta el patio, y la ubique en el medio. De manera que cuando cayera el agua, estuviéramos en el lugar indicado. –No te muevas.- Indique mientras me aproximaba a presionar el botón que encendería la “lluvia”.

-1, 2, 3… sorpresa. – Exprese mientras le quitaba el pañuelo, y en ese mismísimo momento el agua comenzó a caer sobre nosotros, haciendo ese momento completamente mágico. Al instante ella sonrió encantada y noté como sus ojos se cristalizaban emocionados.

-Mi amor… esto es… esto es precioso. – Alago aquella sorpresa. Y de repente poso sus labios en los míos, y comenzamos a besarnos otra vez… con pasión. Como en aquel día que nos reconciliamos, pero aún mejor, porque estábamos solos. -¿Por qué siempre tú haces todo tan mágico? – Pregunto mientras se apartaba de mí para tomar aire.

-Tú eres mágica. -  Pronuncie y regrese a besarla nuevamente. Cada vez que lo hacía me sentía más allá del cielo, tocando las estrellas, en la luna.

Ella era lo mejor de mi vida, con ella pensaba casarme, tener hijos, vivir por el resto de mi vida a su lado. Y de eso estaba seguro, nunca había estado más seguro de algo. Tenía la certeza de que la amaba con pasión, con locura, lo sentía todo el tiempo así. ¿Separarme de ella? Nunca más lo haría. Esa noche fue una locura… sacamos uno de los sofás afuera, y nos cubrimos con una frazada muy confortable. La tuve entre mis brazos mientras mirábamos las estrellas y hablábamos de la vida. Y era algo tan… irónico. Pues me di cuenta de que si los Richardson jamás me hubiesen amenazado ni nada por estilo, yo nunca habría ido a ese colegio, por lo tanto, no nos conoceríamos, ni seríamos lo que somos hoy… no tendría al amor de mi vida conmigo. Y si, es posible que entre tanta maldad, tanto peligro, tantas cosas malas, haya una luz, un ángel que llegue para ayudarte a ver en la oscuridad. Ella es mi ángel, mi precioso ángel. 

[Hola!! Ya estamos por el capítulo 44! Es muy tierno todo lo que pasa, muy dulce. Y déjenme decirles que faltan solamente 6 capítulos para el final de la novela. Así que DISFRUTEN, jaja. Y como siempre, MUCHAS GRACIAS POR TODO. Las adoro muchoooo ♥]

15 de abril de 2012

Capítulo 43: Ya nada quedará oculto.

Narra Nick:

Justo cuando Brian me hecho de su vivienda, mi teléfono celular comenzó a sonar. Era Joseph buscándome desesperadamente. Tenía una noticia muy importante para decirme. Algo que me altero aún más de lo que estaba.

-¿Qué paso Joe? – Pregunté con preocupación.

-Se filtraron fotos de Evelyn y de ti, juntos, ayer a la salida de la fiesta. Y hay otras besándose. – Comunico exaltado.

-¿¡Como puede ser!? ¿Estás seguro, tú las viste? – Cuestione una y otra vez. Lo peor que podía pasarme ahora era que se revelara al público mi relación con ella. Tenía terminantemente prohibido estar con otra chica mientras fingía mi relación con Delia.

-Si Nick, están dando vueltas por todo internet, por todas las páginas, por todas las redes sociales. – Confirmo. – Creo que deberías decirle a Evelyn que se cuide si sale a la calle, son peligrosos y lo sabemos. – Aconsejo.

-Nada me sale bien ¡Nada! – Exclame totalmente furioso conmigo mismo. – Ahora hablaré con ella e intentaré solucionar esto. – Dije con un poco de seguridad. Inmediatamente colgué el teléfono, subí a mi automóvil, y comencé a conducir hasta la casa de mi chica. Me sentía realmente mal por todo lo que estaba ocurriendo. Lo peor era que Evelyn había quedado otra vez en el medio de todo, expuesta a todo. Pensaba que no podría mirarla a los ojos a la hora de hablar. Cuando llegue a su casa estacione mi auto deprisa, y toque el timbre. En seguida ella atendió y me hizo entrar. Como siempre lo hacía, noto mi estado, mis nervios, mi respiración un poco acelerada, mi manera de hablar diferente. Al parecer ella también había visto aquellas fotos divulgadas en internet.

-Perdón. – Fue la primera palabra que pude pronunciar ante ella. – Las cosas se me fueron de las manos. – Me disculpe.

- Nicholas, no hace falta que te disculpes. Yo también soy culpable. Debería haberte entendido y dejar de buscarte todo el tiempo. – Expreso sintiendo culpa.

-No linda, aquí el único culpable fui yo. Todo esto es por mí. – La corregí. – Escúchame ¿sí? – Mencione tomando su mano con fuerzas y ternura. – Yo saldré a dar la cara por todo esto. Tú no te preocupes. Lo único que voy a pedirte es que te quedes aquí, que no salgas. Llama a Derek, y que se quede contigo haciéndote compañía. No quiero que estés sola. – Indique y luego bese suavemente su frente.

-Está bien. Lo haré.  – Acepto. – Pero Derek salió por unos días de la ciudad. -  Acoto.

-No importa, le diré a Joe que venga. ¿Sí? – Explique dejándola un poco más tranquila.

-Cuídate, Nick. – Pidió mirándome sincera a los ojos.

-Yo estaré bien, y tú lo estarás también. Todo estará bien. – Intente calmar todo un poco. Pero yo no creía en esas palabras. Al instante ella se aproximó más hacia a mí, y me abrazo con fuerzas. Cuando nos separamos, llego hasta mis labios con los suyo, proporcionándome un cálido beso.  Y así me fui de su casa, para intentar arreglar todos los problemas, todo lo que estaba sucediendo… lo primero que hice fue mandarle un mensaje de texto a Joseph para que fuera a la casa de Evelyn. Por supuesto él dijo que estaría allí en minutos. 

Como lo esperaba, recibí el llamado de esa maldita disquera. Me citaron en una de sus oficinas, en pleno centro de New York. Con todo mi coraje y valentía, fui hasta allí, para enfrentarme con ellos. Apenas llegué, uno de los hermanos Richardson apareció ante mí, indicándome que entrará a su oficina y tomará asiento.

-¿Ves esto? – Preguntó al mismo tiempo que me mostraba las fotos con Delia sacadas tres días atrás.

-Sí, somos Delia y yo, besándonos. Como tú lo pediste. – Expliqué.

-Ahora mira esto. – Ordeno y me hizo mirar la pantalla de su computadora. Había un blog conocido, y en el mismo, fotos de Evelyn y yo, besándonos. 

-Ok… puede explicarlo. – Dije algo nervioso.

-No hay explicación válida para la prensa. – Manifestó. – Tres días atrás estabas con Delta, y ahora estas nuevas fotos, arruinaste todo, Nicholas. – Dijo enojado.

-No pude evitarlo, realmente la amo… - Intente explicar pero él me interrumpió.

-No comiences con cursilerías. Esta chica es una perra, una maldita perra. – Expreso insultando a Evelyn, y me saco de lugar.

-¿Cómo acabas de llamarla? – Cuestione furioso.

-Perra. – Afirmo provocándome aún más.

-Escucha bien, de mi puedes decir lo que sea, pero a ella no. Ni siquiera la conoces. Y sabes que… no soporto más todo esto. Pídanme toda la plata que deseen, o mátenme si quieren, pero no seguiré fingiendo. – Exclame completamente exaltado, sintiendo que no podía resistir más a todo eso.

-Te arrepentirás, Nicholas. – Dijo con tranquilidad.

-Nunca me voy a sentirme arrepentido por seguir mis sentimientos. – Conteste furioso, retirándome de aquella oficina, y cerrando la puerta con fuerzas. Antes de poder subir a mi auto, había bastantes periodistas y paparazis, que no sé cómo, se habían enterado que yo estaba allí. Y como habitualmente lo hacían, comenzaron a cuestionarme sin límite.

- ¡Nick! ¡Nick! ¿Cómo es eso que sales con las dos cantantes? – Pregunto uno.

-¿Por qué engañaste a Delia? – Le siguió otro. Y luego continuaron los demás, todos indagando lo mismo. Querían saber cómo eran las cosas realmente. Y al estar totalmente sacado de lugar, enojado, furioso, sin poder pensar lo que iba a decir, conteste.

-Delia y yo jamás fuimos pareja. Ni si quiera la conozco, fue todo un contrato, todo porque ella necesita la fama. Yo amo a Evelyn y hace dos años que estoy con ella. ¿Les quedo claro? – Revele ante todos, dejándolos boquiabiertos. Exactamente esas palabras habían salido de mi boca. Subí a mi auto, y me retiré sin decir más nada. ¿A dónde iría? A buscar a la única mujer de la que estaba enamorado.

Narra Evelyn:

Era extraño todo lo que estaba ocurriendo. De repente nuestra relación había sido revelada al público. Y eso me mantenía intranquila, porque no sabía cómo reaccionarían los famosos Richardson. Tal vez lo tomaban “bien”, pero lo más seguro era que les disgustara todo eso. Además me sentía un tanto humillada. Para la gente, la novia de Nick Jonas era Delia Godhem. Yo sería algo así como la segunda. Por suerte Joe estaba ahí para acompañarme y ayudarme a distraerme un poco. Pero mientras conversábamos tranquilamente, Nicholas regreso a casa, y eso desde ya me pareció muy extraño. Se notaba como muy exaltado, apresurado, diferente.

-¿Qué paso mi amor? – Pregunte confundida.

-Dije toda la verdad. Renuncie a seguir fingiendo mi relación con Delia. – Contesto con seriedad.

-¿Nick en que estabas pensando cuando hiciste todo eso? – Cuestiono Joe interrumpiendo. - ¿Realmente te das cuenta lo que acabas de hacer? – Acotó mirándolo atónito.

-Si ¡Sé muy bien lo que hice! Joe, ¡me estoy volviendo loco! Si seguía así iba a terminar en la ruina. – Se defendió.

-Es que ¡vas a terminar así! ¡TE VAN A MATAR NICHOLAS! ¿Comprendes eso? – Intento hacerlo entrar en razón. Nicholas se sentó en el sofá, tomando la cabeza entre sus manos. Creo que en un punto se 
arrepintió de lo que acaba de hacer. Yo me acerque sentándome a su lado, y pose la mano en su espalda, acariciándolo con cariño.

-Tranquilo, vamos a salir de esto mi vida, lo sé. – Trate de hacerlo sentir un poco mejor. – Sé que tú siempre dedicas tu mayor esfuerzo a todo, no te sientas mal. – Agregué.

-¡Tenemos que desaparecer!  Tenemos que irnos ahora mismo de aquí. – Pronuncio exaltado.

- ¿Qué? No podemos hacer eso así como así. – Lo detuve. Pero el parecía no escucharme con atención.

-Evelyn prepara tus cosas, nos vamos ahora mismo. Date prisa, por favor. – Pidió. Y me dirigí un poco confundida a mi habitación, para empezar a recoger mis pertenencias. No lo pensé demasiado, porque no podía dejarlo solo. Además recordando aquel secuestro que viví hace un año atrás, me causaba aún más miedo. Había posibilidades que sucediera algo parecido, y realmente no quería volver a pasar por todo eso. 

Así que comencé a guardar toda mi ropa en una maleta, y algunas otras cosas y objetos necesarios para mi vida diaria. No tenía idea a donde iríamos, ni que haríamos, ni cuánto tiempo estaríamos aislados, pero no me interesaba, porque simplemente estaría a su lado, estaríamos juntos sobre todos.

[Hola chicas! Traigo algo para decirles... este capítulo es como un comienzo de las situaciones finales, del final de la novela. Probablemente todo termine en el capítulo 50. No más. Así que disfruten de los ultimos capítulos... gracias por los comentarios, por los tweets, por leer, por todo. Las quiero ♥]

9 de abril de 2012

Capítulo 42: Gracias por existir.

Narra Nick:

La abrace, la bese, la acaricie, la contuve en mis brazos nuevamente. Estar juntos en esa habitación, encerrados, aislados por un tiempo del mundo me hizo sentir en el pasado. Logro que reviviéramos esas viejas emociones de estar unidos. Pero también estábamos un poco aturdidos por toda la música, y los gritos de la fiesta, así que me ofrecí llevarla a su casa. No quería dejarla con aquel idiota que solamente quería aprovecharse de ella y usarla. No iba a permitirlo. Así que salimos de la habitación, y comenzamos a caminar entre la gente buscando la puerta de salida. De pronto McAdams se interpuso entre nosotros, se notaba sumamente confundido e irritado.

-¿Qué estás haciendo con él? ¡Se supone que venias a la fiesta conmigo! – Comenzó a cuestionarla mientras la tomaba del brazo aproximándola a su lado.

- ¿Oye, que estás haciendo? – Me entrometí. – Yo la voy a llevar a su casa, suéltala. – Ordene mientras lo quitaba del camino. Tomé la mano de Evelyn y comencé a caminar con aun más velocidad para que nadie interrumpiera. Finalmente llegamos hasta mi auto. Abrí la puerta para que ella pudiera subir, y luego me acomode yo en el asiento de conductor. Vi cómo se formaba una sonrisa en su rostro, y percibí que estaba feliz de estar ahí, conmigo. Y eso me agradaba demasiado y me hacía sentir muy bien, demasiado. Cuando llegamos a su casa estacione rápidamente, y luego ingresamos a el lugar. Tenía un ambiente muy cálido, acogedor, tranquilo,  e innovador. Características propias de ella.  De pronto volvíamos a estar los dos solos, aislados del mundo, nuevamente teníamos un tiempo para nosotros.

-¿Qué tal si esta noche hacemos de cuenta que somos las únicas dos personas en el mundo? Que solo importamos nosotros… - Propuso mi chica con ternura.

-Voy a demostrarte que sigues siendo la única para mí. – Exprese mientras comenzaba a aproximarme a ella para besarla. La atraje con fuerzas apegando su cuerpo al mío y comenzamos a rozar nuestros labios con la misma pasión de siempre. De a poco comencé a bajar hacia su cuello mientras intentaba desprender los botones de su camisa… Nos besábamos el uno al otro, jugaba con mi cabello, acariciaba mi espalda, la sentía cada vez más cerca de mí, más parte de mí.

- Quiero que seas mía otra vez. – Susurré a su oído desesperado por amor.

-Siempre fui tuya. – Respondió provocándome aún más.

Y lentamente volví a descubrir su cuerpo, regrese otra vez a amarla por completo, a sentir su calor, sus cariños, sus besos tan cerca y poderosos. Son inexplicables los nuevos sentimientos que descubro cada vez que vuelvo a recorrer su cuerpo entero… cada vez que la hago mía. Y otra vez podía percibir estar como lo éramos antes, unirnos otra vez.  Extrañaba tanto eso… quería quedarme con ella para siempre.

Abrí mis ojos… ella seguía dormida allí a mi lado. Miré el reloj que estaba aún acostado y me di cuenta de que eran las cuatro de la madrugada, debía irme. Me levante con suma cautela, y delicadeza para no interrumpir sus sueños. Pero no iba a irme así como así, sin decir nada. Es por eso que tome un papel y con lapicera en mano, comencé a escribir un mensaje para dejárselo a ella.

“Gracias por ser tan maravillosa, gracias por existir. Te amo como nunca amé a nadie, y pasé lo pasé tu siempre serás la única mujer en mi vida.
Nick.”

Me fui feliz, pero a la vez muy triste. No quería dejarla y volver a mi mundo que estaba plagado de mentiras, engaños, sentimientos fingidos. Sabía que después de este gran esfuerzo llegaría mi recompensa… mi libertad. Pero llegaba al punto de sentir que no podía resistir más… necesitaba ser fiel a mis sentimientos, a mi corazón. Llegue a mi casa otra vez y no pude dormir, me quede mirando un poco de televisión, tomando algo… no conseguía distraerme, continuaba pensando en todo lo que había ocurrido. 

Narra Evelyn:

Paso otra noche que quedaría por siempre grabada en mi mente. Esos momentos que estás segura que jamás olvidaras, porque son tan importantes, tan sencillos… tan mágicos. Nicholas tenía ese don… esa caballerosidad de irse misteriosamente, pero dejando detalles tan tiernos que no alcanza el tiempo para enojarte. Una semana después de ese día aún continuaba con la sonrisa en la cara, habían pasado ya casi seis días de aquel inolvidable reencuentro. Pero volvimos a vernos… esta vez nuevamente en otra fiesta, otro evento. Había unos premios importantes y luego de ellos se realizaba una celebración en un salón de lujo. Todas las estrellas de Hollywood estaban invitadas, no faltaría nadie. Y la tarde previa a la gala Brian no dejo de mandarme mensajes de texto a mi teléfono. Quería ir sin dudas conmigo al lugar, pero le dije que iría con una amiga, y para dejarlo “tranquilo”, mencione que nos podíamos encontrar allí. El acepto un poco desanimado, pero en fin acepto.

La noche llego y partimos hacía la fiesta junto a Holly. Ella entro por otra puerta, mientras yo realizaba algunas fotos a la entrada, todo parte de mi trabajo. Cuando finalmente ingrese al salón, me encontré con mi amiga que estaba junto a Brian. Él ya estaba ahí, buscándome.

-Hey… ¿Cómo estás? – Pregunté amablemente.

-Bien y ¿tu? Estás muy linda. – Menciono el con una pequeña sonrisa. Yo continúe hablándole falsamente, pues no me agradaba mucho estar ahí con él.  Y además, mi amiga se fue a bailar junto a un chico que acaba de conocer, dejándome sola con aquel sujeto. Me sentí tan incómoda. Brian parecía tranquilo, se mantenía calmo. Pero todo cambio cuando vio a Nicholas llegar junto a Delia. Se enfureció completamente. Entonces el comenzó a moverse un poco más al ritmo de la música para sobresalir. Yo intentaba seguirlo, pero Nicholas y yo comenzamos a intercambiar miradas todo el tiempo. Lo notaba confundido por verme con aquel tipo. En un instante, Delia lo beso a Nick, lo abrazo con fuerzas. Y entonces McAdams completamente rabioso, procedió a besarme con pasión, contra mi voluntad, yo no quería hacerlo, y menos ahí, frente a todas esas personas. Él me había apegado tanto a él, que ni siquiera pude desviar mis ojos para mirar a mi verdadero chico. Y sentí que las cosas se pasaron del límite cuando me acorralo contra una de las paredes…

-Ya basta – Dije intentando alejarlo de mí.

-Sigamos, preciosa, tú me gustas más. – Exclamo y los besos bajaron hacia mi cuello.

-En serio ¡Aléjate de mí! – Grite para que alguien pudiera ayudarme. Él era mucho más fuerte que yo, y no podía luchar mucho contra la presión que ejercía.  

En ese momento Nicholas apareció por detrás, tomándolo por la espalda, y alejándolo con fuerzas lo más posible de mi anatomía.

-¡No la toques! – Aclaro enojado dirigiéndose a Brian. – Y vete ahora mismo de aquí ¿entendiste? – Acotó son seriedad. A todo esto, contemple a Delia a un costado, observando todo lo que estaba sucediendo.  Cuando McAdams se apartó, Nick giro hacia a mí para comprobar que me encontrara bien.

-¿Estás bien? – Pregunto con preocupación.

-Sí, lo estoy. Solo me asuste un poco… no se me quitaba de encima. – Mencione un poco temerosa, pero más tranquila. Nicholas se aproximó, brindándome un cálido abrazo.

-¿Quieres irte de aquí? No quiero verte mal. – Propuso.

-No lo sé… ¿Qué harás con Delia? – Cuestione.

-Se fue con Brian, dijo que tenían que hablar. – Explico, y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro.

-Claro, entonces podemos ir a otro lado. – Acepte entusiasmada. Así que buscamos algunas de nuestras 
pertenencias, y le dije a Holly que iba a irme de allí. Ella apenas me escucho, estaba en otra cosa. Nosotros 
salimos por una puerta que estaba bastante escondida, era peligroso si nos veían juntos, causaríamos un escándalo. Y definitivamente nos dirigimos hacía una heladería. Nick compro exactamente un kilo de crema helada de diferentes sabores, y fuimos juntos a su casa donde lo disfrutamos los dos sentados en un como sillón, entre risas, palabras, bromas… la pasábamos tan bien.

-Sabes, prefiero estar contigo aquí que una de esas fiestas… aburridas. – Pronuncio con seguridad.

-Prefiero exactamente lo mismo. – Respondí sin dudas. – Además son un poco peligrosas… -Agregue.

 -Linda, si lo dices por lo que sucedió hoy, no te preocupes. Quédate tranquila que ese tipo ya me va a escuchar, jamás volverá a meterse contigo. ¿Sí? – Explico para calmarme un poco. Pero simplemente cuando estaba junto a él no tenía ningún miedo, ningún temor. Me brindaba esa confianza y esa seguridad absoluta, algo tan increíble y que necesitaba sentir todo el tiempo.

Narra Nick:

Al día siguiente:

Realmente me había enojado con Brian. No quería que se metiera con Evelyn, y mucho menos que la lastimara. Ella ya estaba sufriendo demasiado, y el solo empeoraría las cosas.  La noche anterior no pude expresar exactamente lo que quiera y lo que tenía pensado. Así que en la tarde fui a buscar a Brian. Golpe la puerta de su casa, y el atendió.

-Tú, aquí. – Dijo y me observo con lejanía. -  ¿Qué quieres? – Preguntó.

-Que no te metas con Evelyn. – Dije firme.
El rio con sarcasmo. – Como tú digas… - Expreso ignorante.

-Hablo en serio. Con ella no. Si vuelvo a ver que te acercas a ella, o la lastimas de alguna forma, te mato. 
¿Entendiste? – Exclame al borde de la furia.

-Y haber, dime ¿Por qué te interesa tanto ella? Tú sales con Delia, deberías dejar que ella haga su vida. No eres su dueño. – Dijo con tranquilidad.

-Es que sé que tu solo la quieres usar para  provocarle celos a Delia. Además sabes muy bien que Delia y yo tenemos un acuerdo con la discografía, compréndelo. Ella mismo te lo confeso anoche. Así que a Evelyn no la metas en todo esto. No vuelvas acercarte a ella, te lo digo por última vez. – Exclame enojado.  El me miro desafiante,  se acercó un poco más a mí y luego hablo.

-Vamos a ver quién gana esta vez, niño. Ahora veté de mi casa. – Ordeno echándome de allí a empujones.

Iba a regresar, pero llego un mensaje a mi teléfono. Era Joe comunicándome que habían sido reveladas y publicadas en Internet fotos mías junto a Evelyn, muy recientes. Y ahí fue cuando me quede paralizado, no podía estar ocurriendo todo eso, definitivamente arruinaría todo, y otra vez mi chica volvería salir lastimada, y era lo que menos deseaba en el mundo.

[¡QUE CAPÍTULO! Así empiezo mi mensaje de hoy(?) Amé escribirlo, aunque tarde un poquito, pero realmente me gusto mucho, espero que a ustedes también. Y como siempre les digo, adoro ver que disfrutan de leer mi novela. Las quiero mucho a todas!]

3 de abril de 2012

Capítulo 41: No pude evitar besarla...

Narra Evelyn:

Tres semanas después las cosas no habían cambiado mucho. Nicholas seguía con su novia, y también continuábamos sin vernos, ni hablar. Y yo me estaba acercando cada vez más a ese sujeto, Brian. Todavía no habíamos tenido la oportunidad de vernos personalmente, pero creo que lo haríamos pronto. Esa tarde Joseph me mandó un mensaje, invitándome a una fiesta que organizaba en su casa porque había terminado su CD como solista y probablemente en unos dos meses se estaría vendiendo en las mejores disquerías. Me dijo que podía ir con amigas, o algún acompañante. Derek no era amante de las fiestas. Holly dijo que tenía otra mejor,  y para no llegar tan sola se me ocurrió la idea de invitar a Brian.  Además supuse que Nicholas estaría allí con Delia. Y no quería ser siempre la que se quedaba sola. Como lo sospeche, McAdams acepto la propuesta de asistir juntos a la fiesta, y quedamos en que me pasaría a buscar en su auto, el lugar del evento era la casa nueva que había rentado Joe.

Cuando anocheció comencé a prepararme. Me vestí y me maquille lo mejor posible, pero no para que Brian me viera linda, si no para que Nicholas lo hiciera. En cada cosa que hacía, pensaba en él. Minutos después de que termine de alistarme, el chico llego por mí. Por supuesto, Derek no sabía nada, pues no iba a agradarle la idea de que saliera con un tipo mucho mayor que yo.

-Hola… - Dijo el un poco tímido. – Creo que esta es nuestra primera cita. – Menciono y yo me sentí algo incomoda con esas palabras.

-Emmm… sí. – Respondí un poco confundida y luego sonreí para no parecer insegura de lo que estaba haciendo. – ¿Vamos ya? – Propuse para cambiar de tema. El asintió y nos dirigimos hacia su auto. Me abrió la puerta del mismo para que pudiera subir, y luego comenzó a conducir hacia el destino indicado. Al llegar, ingresamos a la fiesta. Lo primero que hice fue buscar a Joseph para saludarlo. Brian no se despegaba de mí. Me seguía por detrás. Finalmente observe a la persona que estaba buscando… 

-¡Joe! – Pronuncie exaltada, elevando un poco mi tono de voz. El giro para verme, y se aproximó rápido a abrazarme con una gran sonrisa.

-Evi… ¡Viniste! – Dijo contento de verme ahí.

-A ti nunca te fallaría, y lo sabes. – Aclaré simpática. – Te felicito por tu trabajo, me muero por escucharlo. – Revele.

-Muchas gracias. Mañana si quieres puedo llevarte un CD a tu casa. Obviamente nadie más que tú puede escucharlo. – Planteó entusiasmado.

-Me encantaría. – Acepte. Mientras tanto Brian seguía allí, detrás de mí. Y Joseph se percató de su presencia, y no pudo evitar entrometerse.

-¿Y tú eres…? – Pregunto dirigiéndose a McAdams.

-Soy Brian McAdams… Estoy aquí por ella. – Se presentó extendiendo su mano para saludar.

-Ah… si, sé quién eres. Es un placer. – Contesto Joe respondiendo a su gesto. – Me caes bien, pero cuidado con mi amiga– Advirtió un tanto bromeando, pero a la vez parecía decirlo con seriedad. Por un momento hubo un silencio corto, y una sonrisa algo nerviosa por parte de Brian. – Solo bromeo. -  Acoto.

-Lo sé… - Exclamo y luego lanzo una carcajada un poco falsa. – Muy buena fiesta, es genial. – Alago para cambiar con velocidad de tema. Joseph estaba a punto de contestar pero justo otros amigos que acaban de llegar se acercaron a él, y tuvo que abandonar nuestra conversación. Así que nos centramos un poco más entre la gente y la música. Y todo iba bien… normal. Nada de otro mundo. Hasta que lo vi entrar a Nicholas junto a Delia. En ese instante mi mente dio un giro. Pero intente fingir que no los había observado, que ya no tenía intereses. Fue tan solo un momento cuando Nick justo clavo sus ojos en mí, me vio. Parecía confundido por verme de esa manera. Lo contemple con disimulo y vi que le decía unas palabras a Delia… finalmente ella se quedó junto a sus amigas y el subió por una escalera hacia arriba.

-Brian… por favor ¿podrías buscar algo para tomar? – Cuestione tratando de sacármelo de encima por unos minutos.

-Claro que sí, no te muevas. – Acepto y se fue. Sin perder más tiempo, corrí a subir por la misma escalera que lo había hecho Nick hacia un instante. Había mucho silencio en aquel piso… varias puertas también. Hasta que escuche que él hablaba… un poco fuerte. Como si estuviera enojado por alguna razón en especial.

-Joseph ¡¿Tú la invitaste?! – Lo cuestiono.

-Sí, sí, lo hice. Porque es mi amiga y la aprecio. Hermano, no comprendo cual es el problema. – Expresaba más tranquilo.

-¿Viste con quien vino? ¡¿No podía venir sola que tuvo que venir con ese imbécil?! – Se quejaba furioso.

-Déjala. No debería molestarte que este aquí con el… ¡Vamos, no te está haciendo nada! – Reprocho con razón.

-Joe ¡está arruinando todo, es un estorbo ahora mismo! Las cosas deben salir de una manera determinada, pero con ella aquí… ¡ella arruina mis planes! – Volvió a quejarse Nicholas enojado. Y puedo jurar que esas palabras me dolieron en lo más profundo de mi alma. Di media vuelta, pero al hacerlo tan bruscamente, a causa de los nervios, baje la manija de la puerta, y ellos notaron que había alguien oyéndolos. En seguida salí corriendo… hacia fuera, hacia el patio de la casa. Era todo muy triste y doloroso, y como si fuera poco, estaba lloviendo a cantaros.

-¡Evelyn espera! ¡No quise decir eso, no es como tú piensas! – Oí a Nicholas gritar a pocos centímetros de mí. Entonces gire para verle la cara. Con mi rostro empapado, ensuciado por el delineador negro que recorría mi cara a causa del agua, y de mis lágrimas que no dejaban de escaparse de mis ojos… una tras otra.

- ¿Acaso estoy sorda o qué? Sé muy bien lo que escuche. Nicholas… - Quise seguir hablando, pero mi llanto me ahogaba.

- Es que ahora no lo entiendes pero… - Comenzó a dar excusas pero lo interrumpí rápidamente.

-Ahora sé qué piensas que soy un estorbo, que molesto, pero voy a pedirte algo y si me respondes te juro que jamás volveré a molestarte. Nicholas mírame a los ojos y dime que ya no soy nada en tu vida, dime que ya no me amas, dime que solamente soy una piedra en tu camino, dime que ya no me necesitas y te juro por lo que más quiero que jamás vas a volver a verme, que nunca más me cruzare en tu vida. Dímelo. – Pedí con todo el dolor del mundo sobre mí. Consiente de cada palabras que decía, y segura de lo que podría hacer a causa de su respuesta. Ya no podía resistir con todos esos sentimientos horribles dentro de mí.

Narra Nick:

Me lastimaba tanto verla así. Saber que yo tenía la culpa de que ella estuviese en ese estado me llenaba de odio a mí mismo. Era insoportable esa horrible emoción de estar en falta con ella. Me miraba fijo con esos ojos humedecidos, con su cuerpo totalmente empapado, podía contemplar a una mujer que fingía ser la más fuerte de todas, pero que en algún momento no podía evitar ser la más débil. Eran esas veces que se creaban velozmente en mi interior esas ganas de abrazarla y besarla con fuerzas, de protegerla y darle ese calor que la hiciera sentir amada, cuidada. Pero también me sentía entre la espada y la pared… ¿Para qué iba a pedirle que se fuera si en realidad no quería perderla? Y tampoco tenía mucho sentido pedirle que se quedara, porque no tenía la libertad para abandonar a Delia.

-No, no,  no me molestas, ni mucho menos eres un estorbo en mi vida. No puedo pedirte que desaparezcas de mi vida… porque no es lo que quiero. – Exprese con sinceridad mientras le secaba las lágrimas acariciando su rostro.

-Pero Nicholas ya deja de ser tan misterioso y dímelo de una vez. ¿Me amas, o que es lo que quieres? – Cuestiono totalmente enredada.

-Te amo más que a mi vida. Nunca amé a nadie como a ti. – Confesé. Algo que antes se lo había expresado más de una vez. Ella se quedó perdida en mis ojos. Sin palabras… siguiendo sin poder comprender por completo la situación. Y rompí esa barrera besándola… recorriendo sus labios mientras la lluvia seguía cayendo sobre nosotros. Pero sin embargo continuábamos allí abajo, dándole poca importancia al agua, piedras, rayos, o lo que sea. Cuando nos separamos, ella volvió a hablar.

-Nick ¿Por qué me estás haciendo esto? – Pregunto directa. Creo que necesitaba oír de una vez una respuesta concreta.

-Vamos a una habitación donde podamos hablar tranquilos. ¿Está bien? – Ofrecí para estar más cómodos y ella acepto sin problemas.  La lleve hasta una de las habitaciones de Joseph. Lo primero que hice fue buscar unas toallas, y la cubrí haciéndola sentir reconfortada.

-Ten esto. – Dije entregándole una camisa. – Póntelo así se puede secar un poco tu ropa. – Mencione. Ella agarro la camisa, se alejó un poco y quedo dándome la espalda. Luego se quitó la remera, quedando cubierta solo por un corpiño. En ese instante quede paralizado, contemplándola. Acto seguido se colocó la camisa, la cual le quedaba como un vestido, y por eso mismo se quitó la pollera sin problemas. Quedo tan simple y tan sencillamente vestida que eso la hacía ver aún más hermosa.

- Listo. – Dijo. – Ahora puedes empezar a hablar. – Menciono un poco más calmada.

-Bien, siéntate aquí. – Exprese mientras nos sentábamos los dos sobre una cama. – Es difícil empezar a decir esto. Evi… yo te mentí. – Admití. – Yo no amo a Delia. – Revelé finalmente. Y se mostró sorprendida.

-Y entonces ¿Por qué te estás comportando de esa manera? – Pregunto confundida. Yo suspiré.

-No quiero meterte en toda esta… esta basura de nuevo. – Dije verdadero. – Estoy con Delia por un contrato. Es por ellos, para librarme de una vez de esas personas que me hacen la vida imposible. – Confesé finalmente, y me sentí aliviado.

- ¿Qué? – Cuestiono completamente desconcertada. – No entiendo… ¿estás hablando en serio? – Acotó y yo asentí dando el sí. – Eso quiere decir que tú estabas alejado de mí solo para… - Empezó a hablar.

- Solo para cuidarte y protegerte. – Termine la oración.

-Por Dios, me siento tan culpable. – Menciono. – Perdóname… yo nunca pensé que estaba pasando algo así, nunca sospeche nada y…- Comenzó a disculparse y la interrumpí de inmediato.

-Shh… - La callé. – No tienes que darme ninguna explicación. – Exprese mientras acariciaba con suavidad su rostro. – Perdóname a mí por hacerte sufrir. – Susurre a su oído. Y otra vez no pude evitar besarla, no lograba contener esas ganas repentinas e incontrolables de volverla a tener entre mis brazos como antes.

[Wooow! Ya llegue al capítulo 41. Confieso que es uno de los más lindos, me sentía re feliz, con una linda sensación mientras lo escribía, no sé porque. Espero que les guste...Y como siempre les digo, gracias por los lindos comentarios, por los mensajes en twitter, por leer, POR TODO. Lo mejor de subir esta novela es que chicas como ustedes la lean, y la puedan disfrutar. Las adoro.]