24 de marzo de 2012

Capítulo 39: Quédate conmigo.

Narra Nick:

Esa mañana desperté, y minutos después de abrir los ojos escuche que tocaban el timbre. Me fije quien era, y ahí estaba Delia. Así que abrí la puerta y la hice pasar a mi casa. Traía dos cafés tapados en las manos.

-Traje café. – Dijo entregándome uno de esos.

-Bien… gracias. – Respondí. - ¿Necesitas algo más? – Pregunté despectivo.

-No, en realidad solo pasaba a traerte esto. Y… nos vemos luego. – Pronuncio despidiéndose de mí, y al instante me beso sorpresivamente. Y sin decir más nada, se fue de mi casa. Al fin me hallaba otra vez estaba tranquilo. Tomé el café y lo bebí con normalidad. Aunque sentí algo extraño, pero ni siquiera me detuve a pensar cual era el problema. No quería más enredos en mi cabeza. Pero algo extraño tenía esa bebida… como tres horas después comencé a sentirme mareado, tenía frío pero al a la vez sentía que mi temperatura aumentaba. Estaba temblando y presentía que iba a desvanecerme en cualquier momento. Tomé mi teléfono celular como pude, y apreté un botón que llamo automáticamente a la última persona con la cual hable anoche.

-Hola. – Pronuncio Evelyn atreves de su celular.

-Necesito que me ayudes, ven a mi casa por favor. – Pedí débilmente.

-Nick ¿Qué te ocurre? Me estás preocupando. – Expreso intranquila.

-Me siento mal. – Conteste.

-Nick, quédate ahí. Ahora mismo voy para allá. – Menciono y en aquel momento termino la llamada. Deje caer mi celular al suelo, casi no tenía más fuerzas. Fue casi imposible ponerme de pie para abrir la puerta, así Evelyn podía entrar cuándo llegará. Me acerque a la misma, gire la llave, y luego ya no sentí más nada… caí desmayado al suelo.

Narra Evelyn:

Afortunadamente no tenía ningún compromiso ese día. Derek se había encargado de que pudiera descansar 
luego de lo que había ocurrido. Cuando Nicholas me llamo no me importo más nada, solamente él. 
Rápidamente tomé mi cartera, y le dije a Derek que me acompañara hasta la casa de Nick. Fuimos en su auto, y llegamos en pocos minutos. Baje de prisa hasta su casa, mientras mi amigo me esperaba en el automóvil. Él pensaba que Nicholas solo me estaba llamando por algo estúpido, pero no lo era. Toque timbre unas tres veces, pero nadie atendió. Así que sin pensarlo intente abrir, y por suerte la puerta no tenía cerradura. Apenas puse en mí en esa casa, me encontré con algo que de verdad me asusto, me quede paralizada. Nicholas estaba derramado sobre el piso, y noté que escasamente podía abrir los ojos  con extenuación.

-Nick… Nick, tranquilo. Vas a estar  bien, estarás bien. – Repetí una y otra vez mientras lo acariciaba desesperada. Lo solté por un  segundo y corrí a buscar a Derek para que me ayudara. – Derek, tenemos que acostarlo, con cuidado por favor. – Pedí. Y entre él y yo acostamos a Nicholas en su cama.

-Evi, ese chico está hirviendo de fiebre. Tápalo, ponle un paño con agua fría y yo llamaré a una ambulancia. – Indico Derek sabiamente. Con velocidad lo cubrí con las frazadas, y luego busque un pañuelo y lo empape con agua fría, y acto seguido comencé a deslizarlo con delicadeza por su frente. Y sentí que el suspiro un poco más aliviado. Pensé que él no tenía fuerzas,  pero las pocas que tenía en aquel instante le alcanzaron para tomar mi mano y unirla con la suya.

-Quédate conmigo, por favor. – Pidió con temor. Yo lo observe, mis ojos estaban cristalizados. Era doloroso verlo así. Fue algo intenso que él me pidiera eso de aquella manera. Tenía que estar seguro que siempre iba a estar dispuesta para él, que nunca lo abandonaría. Y más aún en un momento así.

-Sabes que nunca te dejaría. – Asegure esperanzadora. Y el sostuvo aún más fuerte mi mano. De pronto 
sentí la necesidad de quedarme pegada a él, y no abandonarlo en ningún seguido. La desesperación se mezcló con la impotencia de no poder hacer nada para que se pusiera mejor en aquel instante. –Tranquilo lindo, que pronto vas a estar bien. – Susurre con ternura. Justo en aquel momento un medico interrumpió, en realidad, llego para salvar a Nicholas.

-Señorita, por favor, necesito que nos deje trabajar tranquilos. – Pidió uno de los doctores. Y aunque yo no quería dejar de sujetar la mano de Nick, tuve alejarme por un momento.

-Evi, vamos a la cocina por un momento. Dejémoslos a ellos que hagan su trabajo.- Pronuncio Derek mientras me llevaba a otra sala de la casa.

-Derek quiero saber que tiene, me muero si le pasa algo, déjame ir a ver. – Insistí completamente nerviosa y con temor.

-Cálmate.  Va a salir todo bien. Estoy seguro de que no es nada grave. – Intento calmarme mientras me entregaba un vaso lleno de agua, que lo bebí lentamente. Como quince minutos después me acerque nuevamente hacia la habitación donde estaban los médicos atendiendo a Nicholas.

-Perdón pero necesito saber si está bien. – Pregunté preocupada.

-No se preocupe que no sucedió nada grave. Lo que ocurrió fue que su nivel de azúcar aumento de golpe, pero ahora ya logramos estabilizarlo. – Explico atentamente el médico.

-¿Y qué va a pasar ahora? – Cuestione nuevamente intranquila.

- Tiene que descansar, quedar en cama por hoy, y tratar de prestar un poco de atención la próxima vez. – Recomendó. Luego hablo unas palabras más con Nicholas, y se retiró con todo su equipo de allí. Derek decidió irse a realizar unos trámites pendientes, y así, de esa manera, Nick y yo quedamos solos en la casa. Me acerque otra vez a la habitación, y él estaba sentado, apoyado sobre el respaldo de la cama, y todavía cubierto por algunas colchas. Aunque ahora lo veía mucho más lúcido, había recuperado su color, su estado de ánimo, la estabilidad en su cuerpo. El sonrió al verme aproximándome hacia su anatomía y yo me sentí feliz por haber recibido ese pequeño pero valioso regalo. Al mismo tiempo, me hizo un espacio para que yo pudiera sentarme en sobre la confortable cama.

-¿Cómo te sientes? – Pregunté.

- Mucho mejor. – Respondió. – Evi, gracias por todo. No estaría aquí ahora si no hubiese sido por tu ayuda y tu contención. – Agradeció con humildad, hablando desde el fondo de su corazón.

-No tienes nada que agradecerme. – Pronuncie con los ojos húmedos. La mirada de Nicholas cambio al verme así. Estaba segura que él no entendía porque empecé a llorar de la nada en aquel momento. Pero aunque la situación no había sido muy grave, cuando apenas empezó todo, sentí que si a él le pasaba algo yo iba a irme con él. Sería insoportable vivir sabiendo que nunca más iba a verlo. No quise ser negativa en aquel momento, pero no pude evitar que el tema de la muerte se cruzara en mi cabeza haciendo que me alarmara aún más. Apenas sobreviví teniéndolo lejos de mí… no puedo imaginarme viviendo con la realidad de que el este fuera de ese mundo.

-¿Qué pasa Evi? No llores, por favor. – Menciono Nicholas totalmente confundido por mis lágrimas.  

-Nada… - Dije quitándome algunas lágrimas. – Solo que… me moría si a ti te pasaba algo. – Confesé finalmente con plena sinceridad.  Noté que quedo totalmente conmovido al oír esas palabras. Y en pocos segundos sus brazos estaban rodeándome con fuerzas, oprimiendo mi cuerpo más y más hacia el suyo.

-Estoy bien, y voy a estar bien. Quédate tranquila ¿sí? – Susurro dulcemente a mi oído mientras seguíamos apegados por aquel abrazo. Estuvimos como unos cinco minutos de aquella forma. No queríamos soltarnos. Cuando separamos, una última lagrima resbalo sobre mi mejilla, y el la quito delicadamente con su mano, acariciándome el rostro suavemente. Pose mi mano junto a la suya, deslizándola hacia abajo, y aferrándola a la mía.

-Lo que no entiendo, es que tú siempre te cuidabas muy bien, nunca había sucedido algo así. ¿Qué fue lo que paso? – Pregunte dudosa.

-En la mañana tomé un café. – Respondía.

-Pero que… ¿tú le pusiste azúcar? – Cuestione nuevamente, porque aún no me quedaban claras las cosas.

-No. Delia me trajo ese café. Y como es un poco despistada… seguro se olvidó. – Indico con normalidad. Como si lo sucedido hubiese sido algo estúpido. Salí de su lado, y me puse de pie un poco enfadada.

-Nicholas… te podría haber pasado cualquier cosa por culpa de ese maldito café. ¿Y tú dices que “solo es un poco despistada”? Si es tu novia, debería cuidarte más y tener conciencia sobre algunos detalles. – Lo reproche. De verdad me enojaba la situación.

-Okey, si, esta vez se pasó, estuvo muy mal. Pero no puedo hacer nada. – Se defendió.

-¡Claro que sí! Puedes dejarla, alejarte de ella. – Mencione contraría. –Pero bueno, haz lo que quieras. Yo ya no influyo en tus decisiones. – Exprese algo decepcionada por su actitud. – Voy a estar en la cocina, si me necesitas para algo, me avisas ¿ok? – Indique retirándome de la habitación. Aunque estaba molesta, no era capaz de abandonarlo y dejarlo solo después de aquel gran susto.

Narra Nick:

Una horrible situación viví ese día. Afortunadamente seguía teniendo a Evelyn en mi vida, podía decir con seguridad que ella nunca me abandonaría. Y también estoy seguro que la próxima vez no volveré a confiar en Delia. Probablemente cuando le hable sobre mi diabetes jamás me escucho. Y aunque lo hizo inconscientemente, casi me mata. Literalmente. Mientras Evi estaba enfada en la cocina, hable con Delia por celular, y me dijo que no estaría por dos días en New York. Sinceramente, me alegro un poco la noticia. Pero lamentablemente Evelyn no me hablo en toda la tarde. Me ayudo en lo que necesitaba, pero no quería charlar conmigo. Luego en  la noche, me llevo la cena lista a la cama, y luego no la oí más. Entonces me pareció extraño no sentir ningún movimiento de su parte.  Me levanté de la cama, pues ya me sentía muchísimo mejor. Comencé a caminar hacia el pequeño living, y ahí la encontré, durmiendo sobre el sofá. Me agache un poco para quedar a su altura, y acaricie su rostro con delicadeza, impidiendo que no se despierte.

-Linda… ojala pudiéramos estar juntos otra vez. Es lo que más quiero. – Murmure con voz baja. Era todo un angelito, era la mujer más hermosa de mi vida. Y no quise dejarla durmiendo incómodamente allí. Así que la cargue hasta mi cama, y la acosté cubriéndola. Mi litera era lo suficientemente cómoda para que descansaran dos personas, por esa razón me arrimé a su lado, y cerré mis ojos. Y todo fue perfecto en aquel momento, porque la sentía tan cerca como antes, podía oler su perfume, y acariciar su piel suave… Si las cosas hubiesen dependido siempre de mí, nunca me habría alejado de ella.

[Hola! Acá les dejo el capítulo 39. No tengo más nada que decir(?) solo que gracias por leer, comentar, y mandarme cosas lindas a mi twitter. Valoro mucho eso. ♥ Las quiero. ]

10 comentarios:

  1. *o* Delta ¬¬ Sigue

    @JoBrsMuchBetter

    ResponderEliminar
  2. Hasta hoy me adelante en tu novela, estaba muy atrasada :s. Esta bueninsima! siguela!

    @canteverbebreak

    ResponderEliminar
  3. Delia ¬¬ Bitch! Siguela pronto, muy bueno!! AAA que hermoso la llevo a su cama *-*
    @MyWorldJoBros

    ResponderEliminar
  4. no habia leido como cuatro capitulos :| pero ya me puse al dia :B
    seguila evi!
    @1djonaslovato

    ResponderEliminar
  5. son tan tieeeeeeeeeeernossss :') laskjdfasldfa y delia y la ctm.... hahaha como se le ocurre darle azucar a mi nick :@ aldkjflasd siguela prontooooo :)

    @feeeerjb

    ResponderEliminar
  6. ahhhhh me enamore de tu nove, ash esa Delia lastimando a mi nick.
    es tan hermoso lo que escribes me encanta SIGUELA
    @caroni1609

    ResponderEliminar
  7. Awwwww Son muy lindoooos <3 . <3 Me encanta! Síguela pronto:D y Delia -.-

    @CindyJonatica1D

    ResponderEliminar
  8. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay dios quieor aparecer y mandarla a la mierda a delia
    pobresito mi gordi, menos mal esta evi
    @ItsMelisV

    ResponderEliminar
  9. hermoso cap. todo el suspenso y romance en un equilibrio perfecto! =)

    ResponderEliminar